Momento donde el corazón me empieza a temblar.
No sé por qué me sucede esto cuando quiero hablar de ti.
Quizá la emoción, quizá el recuerdo que me queda de haberte visto nacer.
Todavía tengo en mente el sonido de tu primer grito, tus primeros gestos de auxilio,
de llanto y desesperación porque sin yo saber tu sentimiento, sabía que deseabas regresar a ese lugar tan tibio que mamá construyó para ti en 9 meses.
Este tiempo que has estado con nosotros, nos has hecho el tiempo volar.
Diario, tengo tantas ganas de estar a tu lado, mirarte cada amanecer y disfrutar minuto a minuto de tu hermosa sonrisa.
Te convertiste en mi persona favorita y cada momento lo haces especial, tan único y tan natural.
No tienes idea de lo que provocas en este mundo, pero te sale de maravilla.
Eres un torbellino de ternura, de intentos por descubrir lo que aún no conoces y quiero ser yo quien pueda mostrarte un sin fin de cosas.
Deseo tantas cosas bonitas para ti y me pregunto en quién te vas a convertir.
Mamá y yo tratamos de sacar la mejor versión de ti, y es que sin duda por el simple hecho de ser nuestro más grande tesoro, te lo mereces todo.
Ya te veo corriendo por los pasillos de la escuela, y queriendo comer el mundo a bocanadas.
Gracias al destino por mandarte conmigo.
Gracias por darle sentido a mi vida.
Gracias a ti, por ser mi hijo.