Hola, Noah:
¿Sabes? Hoy me dieron muchas ganas de decirte algunas cosas que se me han acumulado desde la última carta. Han pasado varias situaciones peculiares que me encanta observar en ti, y aunque hay algunas que no tanto, sé que no las haces con mala intención. Mamá dice que estás aprendiendo a regular tus emociones, y pensar en eso me ayuda a comprenderte mejor.
Tengo que mencionarte esas frases tan curiosas que sueles decir, como “¿Qué es eso, papá?”, “¡Alto! No me gusta”, “¡Alto! ¡Siga!”. Son tan tiernas y me encanta verte cuando las dices, con esos gestos tan tuyos. Dicen que te pareces mucho a mí, y eso me hace sentir orgulloso, aunque me da un poco de risa.
También hay cosas que debemos trabajar, como aquel momento en el que te vi tomando del cabello a un niño más pequeño que tú. Tuve que llamarte la atención, porque sabemos que esa no era la forma adecuada de reaccionar, pero no te voy a negar que, por dentro, algo en mí celebraba que te defendieras después de recibir empujones de él y de sus hermanos. Y es que el juego era de todos, ¿verdad? Siempre te recordamos, antes de entrar a la zona de juegos, que “el juego es de… ¿De quién?”. “¡De todos!”, respondes, y entiendo que comprendes su importancia. Me doy cuenta también de que prefieres jugar con niños o niñas que te transmiten buena energía, y eso me alegra mucho. Hoy en día, en la ciudad, vemos muchos niños mal educados, y también niñas que parecen muy empoderadas en exceso. No sé qué nos deparará el futuro con esta generación, pero, al verte, creo que mamá y yo estamos formando a un buen niño. ¡A ti!
Cambiando de tema, ya estás a un par de días de iniciar tu proceso para dejar el pañal, y eso me entusiasma. Sé que a ti también te encanta la idea. Estos últimos días, cambiarte el pañal ha sido un reto, y se nota que ya no lo quieres, aunque es difícil explicarte que esto lleva su tiempo y es paso a paso.
Estamos en la etapa más desafiante de este proceso. En la escuela, te consideran un niño muy inteligente, desarrollado y maduro, tanto que eres de los primeros en iniciar este paso. Sin embargo, los que tenemos cierto temor somos mamá y yo, porque sabemos que nadie nos enseña a ser padres. Recibimos muchos consejos, ideas de tus abuelos, videos de internet… en fin, tantas cosas que no necesariamente hacen ver este proceso sencillo. Pero estoy seguro de que también nos vamos a divertir.
Noah, creo que nunca dejaré de aprender en mi rol de ser tu papá, aunque nadie nos lo explique. Espero que nos siga yendo tan bien como hasta ahora.
Eres el mejor, mi campeón.
Con todo mi amor,
Papá