Presupuestos de mentiras…

Se supone que debería estar trabajando en un informe especial que me han pedido. Dicen que las cosas no están para bromas, y aquí me tienen, como en una cacería de brujas, buscando respuestas que no sé si existen.

Hacer análisis de presupuestos nunca es sencillo, todo parece basarse en teorías vacías. Aunque esta vez me lo han «facilitado»: solo debo identificar tres situaciones clave. Pero eso no lo hace más llevadero.

Me pregunto qué pasa por la cabeza de aquellos que juegan con el dinero ajeno. ¿De verdad les arden las manos, como solemos decir? ¿Qué sentirán al tener ese poder de repartir, aquí y allá, recursos que no son suyos? Es desgarrador saber que se desvían fondos, no por necesidad, sino para pagar favores, para quedar bien con otros.

Ya es bien sabido cómo, en tantos gobiernos, políticos llenos de poder y ambición lavan dinero, lo manipulan a su antojo para favorecer sus propios intereses. Y todos lo sabemos. Sabemos que no está bien, que es inmoral.

Aquí no es muy distinto. Estoy seguro. Son secretos a voces, todos lo saben, pero nadie hace nada. El sistema sigue adelante, tapando las mentiras de quienes deberían estar al servicio de la verdad.

Y cuando yo ya no esté, todo seguirá igual. Nada va a cambiar. He vivido mi vida sin meterme en estas inmundicias, tranquilo. No me arrepiento de mantenerme fiel a mis valores, aunque a veces me sienta como una gota de agua en un mar de podredumbre.

Perdón por ser honesto, pero no soy una moneda de oro para caerle bien a todos. Esta es mi manera de ver las cosas, y jamás iré en contra de mis principios. Me educaron bien, y eso no lo cambiaré.

Algunos me llaman desleal, creído, solo porque no sigo la corriente. Pero, la verdad, me siento en paz. La vida es como una película: algunas historias son mejores que otras, pero al final, el mundo no se detiene ni por los que hacen el mal ni por los que dicen la verdad.

El mundo sigue girando, lleno de gente y caminos que parecen no llevar a ningún lado. No sé si estamos buscando encontrarnos a nosotros mismos o simplemente compañía. Lo triste es que hay muchos que no sienten el peso de sus acciones, que no sufren por el daño que causan.

En fin, lo único que puedo hacer es preocuparme por mí. Al final, lo único seguro en esta vida es que todos terminaremos siendo polvo.

Chao!.