Hola flaco.
Ya han pasado los días, meses, que sé yo, el tiempo va muy rápido.
Hoy te vi en fotos y videos y me doy cuenta de lo grande, inteligente, pero sobre todo lo intrépido que eres.
Dice tu abuela que tu mamá no era tan traviesa como lo eres tú. Y dice tu otra abuela, mi mamá, que no, que eres muy diferente a lo calmado que fui yo de pequeño. ¿Pero sabes una cosa?, me encanta que seas así.
Hace tiempo te escribí con la esperanza de ya verte andar corriendo y caminando en los pasillos de la escuela, y sí, ahora me vuelvo loco cada que te veo como todo un torbellino. De aquí para allá y de allá para acá en cada lugar que te paras.
Ahora traes dos cositas que me enternecen. Ya dices ‘allí!’, cada que te preguntamos por alguien de la familia o por tus juguetes y frutas de mentiras. Ya los identificas muy bien a tu modo. Y justo hace tres días me robaste nuevamente el corazón cuando te preguntamos ¿Qué tal está tu comida?, y nos respondes con un encanto que no sé bien como describir, tus ojos, mejillas y sonidos. No lo sé. Es una experiencia hermosa.
Por cierto, ya se te acaban las vacaciones en tu escuela.
Es hora de prepararnos porque el lunes regresas a clases para aprender más cosas. ¡¡Que emoción!!.
Con cariño, ¡¡Papááá!!